Ser profesor o profesora, una vocación de toda la vida
15 de Octubre de 2013
 
Presentamos testimonios de profesores de colegios de la Fundación Educacional Sociedad de Escuelas Católicas Santo Tomás de Aquino.

Con diversas actividades y encuentros de convivencia, las profesoras y profesores de los colegios de la Fundación Educacional Sociedad de Escuelas Católicas Santo Tomás de Aquino conmemorarán por estos días el Día del Profesor, que se celebra el 16 de octubre. Compartimos con ustedes los testimonios de profesores que trabajan en colegios de la SECST.

Jenny Alano, educadora de párvulo del Liceo Miguel Rafael Prado

Jenny Alano Pozo, educadora de párvulos, titulada en la Universidad de Concepción, con mención en Ingles, lleva trabajando 20 años en el Liceo Miguel Rafael Prado, éste ha sido su único lugar de trabajo. Está casada hace 21 años y tiene 2 hijas, de 15 y 19 años respectivamente.

Cuenta que desde la niñez "tuve pequeñas señales de lo que haría cuando grande, me encantaba organizar los juegos, me preocupaba de mis amigos y me encantaba enseñar a mis hermanos pequeños, recuerdo una anécdota en este sentido: a mi hermana menor le enseñaba ecuaciones cuando apenas tenía 6 años y hoy en día es Ingeniero".

"Lo que ha sido más grato en esta profesión, es recibir el cariño incondicional de mis niños, el sentir que me recuerdan y que hoy en especial tengo una ahijada ex alumna que junto a su familia me honraron con su elección. Soy su madrina de confirmación y a la fecha es toda una contador auditor", dice feliz.

Al referirse a las dificultades, Jenny menciona el poco apoyo de los padres, "el abandono de sus hijos y la delegación de sus responsabilidades al colegio".

"Para mí –manifiesta con mucha convicción- ser profesora es un apostolado, una entrega permanente, mis niños deben de recibir lo mejor de mí trabajo, cada día lo ofrezco a Dios para que me ayude, para que siempre sea un modelo, y que no permita jamás dañar con alguna palabra o acción a mis niños".

Y en su trabajo se siente muy contenta: "Claro que soy feliz, creo que la eterna juventud esta en trabajar con los pequeños, uno se mantiene activa, alerta, me rio todo el día, me encanta escuchar sus historia, además sentir que se siente seguros estando contigo, No me perdería por nada del mundo recibir esos abrazos llenos de cariño y sentir mi cara tiesa de tanto besito recibidos".

A quienes desean estudiar pedagogía, les recomienda tener mucha vocación. "Es una tarea hermosa pero de mucha responsabilidad ya que en nuestras manos esta su el futor de estos niños y niñas que educamos".

En relación a cómo son los alumnos hoy en relación a la época en que ella estudio, señala: "Los alumnos de hoy manejan mucha información, son súper tecnológicos, cuesta mantenerlo en actividad físicas. Son más individualistas, le falta mayor comunicación entre pares. Sin embargo en mis tiempos nos caracterizábamos por tener muchos amigos, jugar todo el día y teníamos un respeto único a nuestros profesores. Todo lo que decía el profesor era ley. Porque los tiempos han cambiado, hoy nuestro desafío es mayor en la educación.

María Inda, profesora del Liceo San Francisco

María Beatriz Inda Valenzuela nació un 17 de diciembre de 1973 y se tituló el año 1996 de profesora de enseñanza media en Historia y Geografía con mención en Licenciatura en Educación, en la Universidad del Bío-Bío, campus Chillán. Casada hace ocho años, tiene una hermosa hija de tres años llamada Victoria, dice con mucho orgullo.

Estudió desde 1º básico hasta 4º medio en el Liceo San Francisco, donde hoy enseña, "donde gracias a los muchos buenos profesores que me educaron aquí, nunca dudé de lo que yo quería estudiar: Pedagogía. Luego Dios me bendijo y pude volver al liceo San Francisco a trabajar, desde el año 1996 a la actualidad (17 años)".

"Lo más grato que he tenido en el ejercicio de mi profesión es ser parte de la historia de este colegio, ser colega de mis profesores que me educaron y colega de mis alumnos a los que eduqué y que como yo han vuelto al colegio a trabajar. Profesora de los hijos de mis compañeros de curso y ahora ver a los hijos de mis alumnos estar en el colegio. Ver crecer esta institución. También es grato recibir la retribución en un saludo afectuoso, en un gesto amable, en un recuerdo de aquellos que fueron mis alumnos (as) y de sus apoderados también. Y por último que me dieran la posibilidad de ir creciendo profesionalmente a través de todas las instancias de perfeccionamiento que me ha entregado el Liceo".

Sobre las dificultades en la labor docente, Beatriz reflexiona: "Creo que la principal dificultad que se tiene para realizar nuestro trabajo tiene que ver con la disminución en la valoración del trabajo docente y los tiempos reales que se tienen para la preparación de la enseñanza, ya que siempre se está utilizando mucho tiempo extra (familiar) para la realización de éste".

"Ser Profesora es mi vocación, es mi profesión y es mi vida. No me veo realizando otra cosa que no tenga que ver con educación. Me siento muy a gusto con lo que hago; aunque hay momentos o situaciones puntuales que a uno la desmotivan, pero luego uno los pone en la balanza y piensa en los alumnos(as) que son el centro de nuestro quehacer y se sigue adelante".

Beatriz dice sentirse feliz con trabajo. "Ser profesor es más que ser la persona que maneja conocimientos específicos de alguna materia. Ser profesor no es un trabajo sencillo, se necesita mucha vocación y compromiso, no sólo en la entrega de conocimientos, sino también de valores y experiencia de vida, con lo que podemos aportar a la formación integral de nuestros alumnos (as) y que si bien es cierto económicamente no se compara con otras profesiones, la mejor recompensa es el agradecimiento y reconocimiento de nuestros alumnos (as)".

Por último afirma que "es evidente que el tipo de alumno (a) de hoy ya no es el mismo de hace veinte años atrás, y se diferencia mucho a cuando yo fui alumna. Este alumno (a) tiene a mano los conocimientos, a veces sabe lo mismo o más que el profesor, ya no es un ente pasivo en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Es mucho más interactivo, espontáneo, inquieto, crítico, hábil en el uso de la tecnología, ávido de experiencias y de nuevas sensaciones; a veces preocupado del resultado inmediato, más que de la satisfacción del trabajo bien hecho, entre algunas características que se podrían mencionar, pero que al igual que yo cuando era alumna necesitado siempre de un profesor que los escuche, que les guíe y los acompañe". 

Eduardo Valenzuela, Liceo José Domingo Cañas

Tiene 35 años de edad, es casado hace 8 años y tiene un hijo de 4 años. Eduardo Valenzuela hace 3 años que trabaja en el Liceo José Domingo Cañas, ubicado en la
comuna de Quilicura. "La verdad es que siempre quise ser profesor, aunque
cuando salí del colegio estudié primero gastronomía en INACAP, de donde egresé.
Solo trabajé seis meses en eso. Finalmente decidí hacer caso a mi vocación y
entré a estudiar pedagogía", cuenta.

Estudió primero en La Serena, luego en Playa Ancha y en la Universidad de las Américas y finalmente en el Instituto Profesional de Providencia, desde donde egresó.

"Ser educador, es ser padre, ser guía, ser una persona afectuosa y respetuosa, es ser feliz", señala.

¿Qué es lo más grato que ha tenido en el ejercicio de su profesión?

"Encontrarme con alumnos y apoderados a los que ya no les hago clases y que aún me recuerden con mucho cariño. Que un alumno  diga que antes no le gustaba mi asignatura, pero que desde que le hago clases le gustan mucho las matemáticas. Además de saber que los cursos a los que les hago clases son los que tienen un buen nivel de aprendizaje".

¿Y cuáles son las principales dificultades que tienen para realizar su trabajo?

"La falta de preocupación por parte de los apoderados en mantener los hábitos de estudio y revisión de tareas y trabajo en clases. Las agresiones de las que son víctimas los alumnos".

¿Se siente a gusto con lo que hace?

"Me siento muy a gusto, hago mi trabajo con mucho cariño y dedicación. Soy completamente feliz".

¿Qué le diría a jóvenes que quisieran ser profesor?

"Que se informen, que se preparen, y sobre todo
que siempre vean a los alumnos como los alumnos que un día fueron".

Por último, Eduardo Valenzuela señala que los alumnos hoy son muy distintos
a los de su tiempo. "Obviamente con el pasar del tiempo las generaciones se van adelantando en desarrollo físico eintelectual. Las generaciones actuales tienen algo que nuestra generación no tenia, que es el rápido y fácil acceso a la información y a las redes sociales". 

 

 

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