La riqueza pastoral de la visita del Papa Francisco a Ecuador, Bolivia y Paraguay.
13 de Julio de 2015
 
El Santo Padre sostuvo multitudinarios encuentros con familias, campesinos, jóvenes, religiosos y sacerdotes.

El domingo 12 de julio, el Papa culminó su visita de una semana a Ecuador, Bolivia y Paraguay, donde ante multitudes de fieles habló de la "deuda" hacia las minorías en la región; instó a los movimientos sociales a "no achicarse frente a un sistema que impone las ganancias a cualquier costo" y al clero a "no caer en el Alzheimer espiritual"; destacó a la familia como "el hospital más cercano" y llamó a la "hospitalidad" como primer rasgo católico.

En uno de sus primeros mensajes, en Bolivia, Francisco pidió "perdón" por los crímenes de la Iglesia contra los originarios durante la conquista de América, a lo que contrapuso los "millares" de religiosos que "se opusieron a la lógica de la espada con la fuerza de la Cruz" y agregó: "Recuerden a todos". Señaló las "raíces comunes" de los problemas en Sudamérica y sostuvo que "el futuro de la humanidad está en las manos de los más humildes, en su capacidad de organización y en la búsqueda colectiva de las tres T: Tierra, Techo y Trabajo".

En su segunda visita a la región -tras la de 2013 a Brasil, por la Jornada Mundial de la Juventud-, el Papa ofició cinco misas al aire libre antes millones de fieles; visitó un hospital de niños, un hogar de ancianos y una cárcel de mujeres; dio directivas al clero, alentó a la sociedad civil y a los jóvenes a sostener ideales y luchar por ellos y remarcó la importancia de la familia.

El pontífice había partido de Roma el domingo 5 a la mañana y ese mismo día llegó a Quito -donde dijo que "las minorías son una deuda de América Latina"- iniciando una agenda sin pausas, de la mañana a la noche y más allá de la altitud y el calor en las zonas que visitó.

Misa con las Familias

El lunes en la mañana viajó a Guayaquil, visitó el Santuario de la Divina Misericordia y ofició en el Parque de los Samanes la primera Misa campal, dedicada a la familia: "es el hospital más cercano, la primera escuela de los niños, el grupo de referencia imprescindible para los jóvenes, el mejor asilo para los ancianos" y una "gran ´riqueza social´ que otras instituciones no pueden sustituir", afirmó.

Después almorzó con la comunidad jesuita y regresó a Quito, donde al anochecer visitó al presidente Rafael Correa en el Palacio de Carondelet y cruzó con él a pie hasta la Catedral de Quito, saludando a los fieles que lo aguardaban en el camino.

Encuentro con los Movimientos Populares

Su último día en Ecuador comenzó el miércoles con una visita al hogar para ancianos de las Misioneras de la Caridad y luego hubo un encuentro con el clero y seminaristas en el Santuario del Quinche.

Luego viajó a la Paz, Bolivia, saludó el presidente Evo Morales en el Palacio del Gobierno, luego mantuvo un encuentro con autoridades civiles en la Catedral de La Paz, y posteriormente partió hacia Santa Cruz de la Sierra.

La jornada del jueves se inició con una misa campal en plaza de Cristo Redentor, luego se reunió con sacerdotes y seminaristas en el colegio Don Bosco y a la tarde cerró el segundo encuentro mundial de los Movimientos Populares. "Queremos un cambio real, un cambio de estructuras, este sistema que busca las ganancias a cualquier costo y que llamo 'el estiércol del Diablo', ya no se aguanta, no lo aguanta ni los trabajadores ni los campesinos ni la hermana Madre Tierra", sostuvo en la ocasión, retomando luego conceptos de su encíclica Laudato Si.

El viernes 10 de julio temprano el Papa habló durante la entrega de dos condecoraciones a la Virgen de Copacabana, patrona de Bolivia; visitó el Centro de Rehabilitación y se reunió con los obispos en la iglesia de La Santa Cruz, cerrando su agenda en ese país del que partió rumbo a Paraguay.

Tras la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto de Asunción, el Santo Padre visitó al presidente Horacio Cartes en el Palacio de López, en cuyos jardines se reunió poco más tarde con autoridades locales y el cuerpo diplomático.

Mensaje a los jóvenes

La primera actividad del sábado fue una visitó un hospital de niños, a la que siguió la misa en la explanada del Santuario de Caacupé, declarado basílica durante la visita de Francisco. El domingo 12, el Santo Padre comenzó la jornada con una visita a la población del Bañado Norte y ante una multitud reunida en el campo grande de Ñu Guasú celebró la última Misa multitudinaria. Y antes de culminar su visita a Paraguay, entregó un mensaje a los jóvenes que colmaban la costanera de Asunción, les pidió tener "esperanza y fortaleza" y los invitó nuevamente a que "hagan lío", pero que después "ayuden a arreglarlos".

"Los amigos, dijo el Papa, es de los regalos más grande que una persona, que un joven puede tener y puede ofrecer. Uno de los secretos más grande del cristiano radica en ser amigos, amigos de Jesús. Cuando uno quiere a alguien, le está al lado, lo cuida, ayuda, le dice lo que piensa, sí, pero no lo deja tirado. Los amigos se hacen el aguante, se acompañan, se protegen. Así es el Señor con nosotros. Nos hace el aguante".

Refiriéndose a los retiros espirituales, el Papa afirmó que "San Ignacio hace una meditación famosa llamada de las dos banderas. Describe por un lado, la bandera del demonio y por otro, la bandera de Cristo. Con esta meditación, nos hace imaginar, como sería pertenecer a uno u a otro equipo. Sería como preguntarnos, ¿con quién querés jugar en la vida? Y dice San Ignacio que el demonio para reclutar jugadores, les promete a aquellos que jueguen con él riqueza, honores, gloria, poder. Serán famosos. Todos los endiosarán".

Por otro lado, señaló el Papa, "nos presenta la jugada de Jesús. No como algo fantástico. Jesús no nos presenta una vida de estrellas, de famosos, por el contrario, nos dice que jugar con él es una invitación, a la humildad, al amor, al servicio a los demás. Jesús no nos miente. Nos toma en serio".

Fuente: www.news.va 


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