“Ser Virgen Consagrada, es una vocación regalada por Dios de pertenecerle de manera esponsal con la misión de servir a la Iglesia especialmente a los más vulnerables de la sociedad”, señala una feliz Pamela Santander, profesora del Colegio Santa Marta, luego de haber sido investida como tal por el Arzobispo de Santiago, durante una ceremonia celebrada el domingo 28 de mayo en la Catedral Metropolitana.

“Somos mujeres profesionales que en medio de nuestros quehacer cotidianos, en el trabajo y en todo lugar estamos llamadas a dar  testimonio de la ternura y bondad de Dios.  Al mirar mi historia de salvación me di cuenta que esta orden de vírgenes era lo que por tanto tiempo busqué, mujeres que son signo de consagración en la vida cotidiana, incluso en el trabajo, en la calle, en la familia..”, agrega la actual Orientadora del mencionado establecimiento educacional..

¿Cómo fue el día de su consagración?

“El día de mi consagración estaba muy emocionada, era una alegría que desbordaba mi corazón, sentí que el Señor me regalaba la gracia inagotable de su amor. Sentí también el llamado a los más necesitados, por eso elegí el texto: ‘De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Mt. 25,40’. Es un mandato de amor que me acompañará durante toda mi vida”.

Pamela se siente feliz por la opción que ha tomado en su vida. Durante 10 años se ha desempeñado como profesora de Religión, “al preparar mis clases y estar en el aula descubría que cada niño era un rostro del Señor, espero haber transmitido este amor incondicional de Dios”, señala.

El Orden de las Vírgenes Consagradas

Es una institución de vida consagrada surgida en los primeros siglos de la era cristiana. La Iglesia le puso el nombre de ORDO VIRGINUM y lo definió como “Ordo”, que significa una categoría específica y “Vírginum”, porque es integrado por mujeres que consagradas viven en las realidades del mundo, sin ser del mundo. Cada una es autónoma y vive de su trabajo.

Es una vida consagrada que se asemeja a las otras formas existentes, “formulando el propósito santo de seguir más de cerca a Cristo, son consagradas a Dios por el Obispo diocesano según el rito litúrgico aprobado, celebran desposorios místicos con Jesucristo, Hijo de Dios, y se entregan al servicio de la Iglesia”, la define el Derecho Canónico (nº604,1).

Prestan servicios en la Iglesia diocesana en distintas área de evangelización y de la pastoral. La consagrada puede vivir sola, con su familia o puede asociarse con otras para apoyarse.

Fuente: Comunicaciones SECST, Fotos Comunicaciones Santa Marta