Monseñor Celestino Aós es Creado Cardenal por el Papa Francisco
28 de Noviembre de 2020
 
En solemne consistorio celebrado el sábado 28 de noviembre, en la Basílica de San Pedro, el Arzobispo de Santiago recibió de manos del Santo Padre el birrete cardenalicio, el anillo y el título de “párroco” de la Iglesia que le ha sido asignada en Roma, en su calidad de colaborador del Pontífice: la basílica dedicada a los mártires Santos Nereo y Aquileo cuya construcción se remonta al siglo IV.

Excepto el tradicional abrazo con el Papa, que sellaba la entrada de los nuevos purpurados al Colegio Cardenalicio la ceremonia de la creación de 13 nuevos cardenales (en realidad 11 en presencia y dos que serán creados en sus respectivas diócesis a futuro) se celebró, como es tradición en latín y con la solemnidad de siempre, aunque la pandemia obligó a reducir la presencia de fieles en la Basílica de San Pedro, y tampoco se realizarán las tradicionales “visitas de cortesía” que en general se hacían el día siguiente del Consistorio.  

Al comienzo de la celebración el primero de los nuevos cardenales, monseñor Mario Grech dirigió un saludo al Papa, recordando “las dramáticas condiciones que la Iglesia y el mundo están atravesando”, que constituyen un verdadero desafío para  dar una lectura de la pandemia que nos pueda dar a todos, a partir de esta tragedia “la oportunidad de pensar en nuestros estilos de vida, en nuestras relaciones, en la organización de nuestras sociedades y sobre todo en el sentido que damos a nuestras existencias”, expresó, citando textualmente la Encíclica del Papa Francisco “Hermanos, todos”.   

Por su parte el Papa en su homilía se refirió al “camino”, tal como lo describe el evangelista Marcos, es decir como “el lugar donde se desarrolla siempre la trayectoria de la Iglesia: el camino de la vida, de la historia, que es historia de salvación en la medida en que se hace con Cristo, orientado a su Misterio pascual. Jerusalén siempre está ante nosotros. La cruz y la resurrección pertenecen a nuestra historia, son nuestro presente, pero también son la meta de nuestro camino”.

Las primeras declaraciones del Cardenal Aós   

El cardenal Aós tenía apenas 10 años cuando entró en la Orden de los franciscanos. Se le consultó  si alguna vez se le pasó por la mente que podría llegar a ser “príncipe de la Iglesia”: “Primero, quitemos eso del príncipe de la Iglesia, porque los cardenales en un tiempo pudieron ser príncipes cuando también los papas eran reyes, pero eran otros tiempos”, responde. “La función de un cardenal es ser consejero del Papa especialmente a los asuntos que le encomiende; si se diese la ocasión de elegir a un Papa, son los cardenales que tienen menos de 80 años los que eligen y luego tiene otra responsabilidad, otros servicios… han cambiado las circunstancias y lo que sí le puedo decir es que tenemos que ser lúcidos en nuestros juicios”. 

“La pregunta es: ¿puede un niño de 10 años o de 6 amar? Yo creo que puede amar un niño de 5 años que va donde su papá o su mamá y le dice ‘te quiero’, lo está diciendo con todo su corazón; el mismo corazón que, cuando tenga 18 años, quizás vaya a donde una muchacha y le dice ‘te quiero’; el mismo corazón de una persona que, cuando tenga 80 o 90 años, vaya adonde su compañera de vida, su esposa y le diga ‘te amo”, es lo mismo: es el amor que se expresa con una manera diferente.
Cuando entré al seminario, si usted me pregunta cuál es la imagen que uno tiene de los sacerdotes… era distinta…aunque sí era claro que yo quiero llegar a esta meta porque me siento llamado a esto, y esto implica no solamente el deseo de un niño, que es un capricho en un momento, sino que luego va a ser realidad”. 

Luego especifica que “hay que cumplir cosas que entonces suponían un sacrificio: que tengo que estar en silencio, que tengo que formar filas, que tengo que estudiar, rezar… y uno va creciendo y va descubriendo, igual que cualquier otro muchacho, las realidades porque ya tiene 13 años, es un adolescente, tiene 16 o 18 años y ve a sus compañeros o a sus compañeras…y entonces uno tiene que elegir y decir yo voy a comenzar a pololear o voy a seguir por este camino”. 

“Si usted me dice ¿un niño puede tener ocasión de futbolista?, no sé; seguramente, si usted mira lo que es un futbolista de élite, un crack, es distinta la noción: el niño ve eso como un entusiasmo y un sueño pero no se da cuenta quizás el sacrificio y esfuerzo que supone para ese futbolista el tener que estar todos los días entrenando, el tener que estar sacrificándose la comida, el decir ahora mis compañeros van a estar de fiestas, que son legítimas, pero yo no puedo hacerlo porque tengo que mantenerme…o sea, la vida del sacerdote es lo mismo y por eso es que no todos los que comenzamos terminamos”. 

Como colaborador del Papa, los cardenales, tienes el título de una Iglesia. ¿Qué significa esto?: “El Papa es el obispo de Roma, y es al mismo tiempo, como sucesor de Pedro, el lazo de comunión de todos los obispos del mundo. Pero al ser obispo de Roma y al nombrar el grupo de consultorios, es decir el colegio cardenalicio los cardenales tienen esta vinculación especial con Roma y se les da una Iglesia donde ellos, en definitiva, son los párrocos, son párrocos de esa iglesia. En este momento lo que hacen es entregarle el título y hay que tomar posesión de esa iglesia”. 

El hecho de tomar “posesión de la Iglesia” no es una cosa tan fácil, explica el cardenal Aós “como ir a hablar con el párroco y entenderme con él, no es así: para tomar posesión de esa iglesia interviene la Casa Pontificia, la Prefectura porque es esta vinculación con el Papa... técnicamente no es que sea posesión de uno, sino que en la Iglesia uno siempre está al servicio de todos los demás, al servicio de las comunidades cristianas”. 

En su opinión, “para las comunidades cristianas estos títulos tienen que ser una cosa interesante e impactante, es como encontrarse con un nuevo Pastor, porque en definitiva trasciende la dinámica de las relaciones humanas para entrar en espíritu de fe; a veces vemos en Chile mismo que se cambia el párroco y como se angustian los fieles porque ‘nos van a cambiar al párroco que lo queríamos tanto, y ahora ¿qué va a pasar?’. ‘O van a ver quién va a venir’. Bueno, para estas comunidades es mucho más porque podrán ver y decir ‘Viene alguien de fuera’, que viene de Chile o viene de África o de no sé dónde, pero lo importante es que se diga ‘lo que nos une es la misma fe, creemos en el mismo Jesús que fue crucificado, que resucitó, que da vida a la Iglesia’, porque esta misma fe que tengo yo es la misma que tiene un japonés o la que tiene un noruego un africano y esto es importante”. 

 

Fuente: Comunicaciones Iglesia de Santiago

 


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